martes, mayo 19, 2009

Acto Decimonono: Antiguas Tristezas... y eso que soy Feliz.

TODOS ESTOS ESCRITOS DATAN DE 2002


Denso, pesado, oscuro es el concreto del que están hechas mis murallas.

Y sigo mi camino, impulsada más por las ventiscas que por el afán propio de moverme.

Ya todo ha pasado, falta sólo un segundo... déjame dormir.


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Mis pies están cubiertos por el polvo del camino,

y la atadura de las sandalias han hecho heridas en ellos.


Esa, mi larga travesía, se dibuja como una sombra sin fin detrás de mí, pero ya estoy aquí;

con el corazón lleno de muchas canciones lejanas que todavía recuerdo

y de otras tantas que apenas están encontrando la primera armonía.


Miro hacia atrás y la luz del sol agonizante me inunda los ojos,

de la misma manera en la que la felicidad de haber por fin llegado me llena.


Adelante está mi hogar, tan extraño y tan familiar...

nuevo y antiguo...

mio, solo mío.

Tocaré la puerta.



Pronto abrirán.

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...Y pretender olvidar la tristeza

al hundirme en el cuerpo de un hombre

distinto al que amo.

Además besar una boca que no promete,

que no habla,

solo desea.

Abrazar a un ser anónimo,

extraño,

buscando quizás consuelo

y solo hallando más soledad.


NO SOY EL TIPO DE PERSONA
QUE OLVIDARIA AL AMOR DE SU VIDA

PERO TE OLVIDARE

PORQUE TU

NO LLEGAS A TANTO.

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Y aunque todo a pasado,

los recuerdos vuelven

de cuando en cuando

como si de caballeros sobre montura se trataran.

Pisan los animales con sus cascos

el árido suelo de mi corazón,

y lo rompen.

Y la polvareda amarilla levantada al galope

entra en mis ojos y en mi garganta.

Lloro.

Me ahogo.

Allá, hacia el horizonte

escucho risas

como ecos lejanos,

como sueños futuros.

Los caballeros se divierten a costa mía

y yo bajo la mirada,

apenada,

recordando que mientras dure mi travesía

esas risas no serán más

que la prueba de mi propia debilidad.


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Cuando pienso que

en cualquier momento del camino

veré por fin la luz al final,

la angustiante sensación

de hundirme en arenas movedizas

lentamente

me sobreviene.


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Ya no sé ni lo que siento

¿Odio?
¿Cansancio?
¿Resignación?
¿...?

La lluvia de recuerdos moja mi alma,

vapores húmedos y tibios se elevan desde ella.

Me envuleven y me consuelan.

Me cantan la nana y me duermen.

Con el tiempo todo se disuelve,

incluso mi capacidad de seguir

sonriendo

y

amando.

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Se dice que la verdadera libertad es la muerte.

Yo conozco una libertad mayor: el olvido.

El que olvida muere al dolor,

y solo quien olvida puede ser feliz por primera vez, cada vez.

Pero el olvido es un licor tantálico,

y posiblemente embriagador.

solamente se nos dan un par de gotas

cada par de eternidades.